5 Razones Por Las Que Malos y Matones Como Trump Siempre Parecen Ganar (y Cómo Detenerlos)

¡Cada vez estamos peor! Es algo que repetimos con mucha frecuencia, mucho más desde el 2016 a la fecha. Quizás ese sea uno de los grandes, y pocos, legados de Donald Trump y quienes tanto le apoyan. Y no sólo nos dan la impresión que ponen las cosas cada vez peor, sino que siempre se salen con la suya.

Parece que estamos llenos de líderes corruptos y de matones y criminales exitosos (e incluso terroristas), pero ¿por qué siempre parece que los malos salen ganando?

Hay razones psicológicas específicas por las que las personas malas pueden explotar a los demás para su beneficio. Parte del problema es nuestra tolerancia al mal comportamiento y la falta de voluntad para intervenir.

Podemos hacer más para detener lo malo y promover lo bueno, y debemos recordar que los sesgos en la percepción social pueden dar la ilusión de que los malos están ganando, aunque en realidad no sea así.

1. Los malos JUEGAN SUCIO (y los buenos dejamos que se salgan con la suya).

Nos guste o no, la mayoría de nosotros seguimos las reglas y tenemos un “ sesgo de confianza ”. Es decir, esperamos que los demás sigan las reglas y nos traten con honestidad (la investigación sobre el engaño muestra que incluso cuando se les dice a los sujetos que escucharán un 50 % de verdades y un 50 % de mentiras, tienden a creer que la mayoría de lo que oyen es veraz). ¿Has visto en un discurso de la Bestia Naranja como aplauden los trumpistas incluso sus más burdas mentiras?

Los malos, sin embargo, no siguen las reglas y aprenden rápidamente que es bastante fácil mentir a los demás y salirse con la suya. Es por eso que muchos de nosotros somos engañados por estafadores, vendedores sin escrúpulos u otros con malas intenciones. Y no sólo por eso tantos millones votaron por Trump luego de sus cuatro desastrosos años en la Casa Blanca, pero sin duda es un factor de peso.

Qué hacer al respecto: Tenemos que desarrollar un sano escepticismo, que también incluye el escepticismo político. Por supuesto, no queremos volvernos paranoicos o demasiado cautelosos, pero necesitamos involucrar a nuestros cerebros, hacer preguntas e investigar las cuestiones que nos atañen para asegurarnos de que se nos trate con honestidad y justicia.

2. Los malos entienden las DINÁMICAS DE PODER.

Como ilustran los experimentos de descargas eléctricas de Milgram, en los que las personas estaban dispuestas a castigar a otros seres invisibles con descargas eléctricas dolorosas, simplemente porque una figura de autoridad les dijo que lo hicieran, los malos entienden que la autoridad a menudo les da un boleto gratis al Paraíso del Descaro.

A menudo somos reacios a cuestionar la autoridad. Es por eso que los estafadores se mueven con un aire de autoridad: es más probable que se les crea y no se les cuestione. Por ejemplo, en muchos vecindarios, los malafos han sido vistos con portapapeles, haciéndose pasar por «inspectores«, mientras inspeccionan las casas antes de entrar en ellas. O tienes el caso de nuestro querido ex Presidente, que antes de lanzarse a la carrera por la Casa Blanca, trató de poner su nombre en cuanto edificio alto pudiera. ¡Autoridad, baby!

Qué hacer al respecto: como dice el viejo refrán de los años 60: «¡Cuestiona la autoridad!» Nuevamente, involucra a tu cerebro para ver a través de los malos que se esconden detrás de un delgado velo de autoridad.

3. Somos propensos al EFECTO ESPECTADOR.

Con demasiada frecuencia, simplemente nos mantenemos al margen cuando otros están siendo intimidados o atacados, sin querer involucrarnos o sin querer convertirnos en el próximo objetivo de los malos. ¡Yo no me meto en politica! o ¡Yo no me meto en esos rollos!, son dos frases muy socorridas.

Los matones y los delincuentes a menudo seleccionan cuidadosamente a sus objetivos, eligiendo a aquellos que tienen menos probabilidades de tomar represalias. También pueden elegir objetivos en áreas concurridas, dándose cuenta de que el efecto espectador es sorprendentemente más fuerte en una multitud, debido a la difusión de la responsabilidad: todos piensan: «Alguien más ayudará» o, cuando nadie más ayuda, entonces asumen que no debe ser una emergencia.

Qué hacer al respecto: Actuar. Muchos malos individuos simplemente nunca son desafiados. Si el malo es un matón, hay que intervenir y enfrentarse a él o ella. Por supuesto, esto requiere coraje. Si todos sintieran que es su deber actuar, no habría difusión de la responsabilidad y muchos menos casos de mal comportamiento.

4. El efecto de la VIVEZA. Este es un sesgo de la percepción en juego. ¿Alguna vez has notado que las cosas malas parecen suceder en grupos? (Por ejemplo, la noción de que las muertes significativas ocurren en grupos de tres). Gran parte de esta percepción de que los eventos malos, y los malos que ganan, van en aumento o ocurren en grupos, se debe al efecto de viveza: los eventos vívidos tienen prioridad en nuestras memorias.

Además, esto se intensifica porque los medios se sensibilizan ante un evento específico y vívido (por ejemplo, un ataque terrorista) y buscan e informan sobre otros eventos similares. Da la ilusión de que las malas acciones de los malos van en aumento, cuando es posible que no sea así.

5. La ponderación de los eventos negativos. Otro que también es considerado como un sesgo de la percepción. La investigación sobre la percepción social muestra que es más probable que notemos y recordemos eventos negativos en lugar de positivos. Esto da la apariencia de que los malos son más activos de lo que son y que las cosas malas van en aumento.

Qué hacer al respecto del 4 y el 5: Ser objetivo. Darse cuenta de que los malos eventos son más o menos aleatorios y que si luchamos contra los malos (matones, malos líderes, estafadores, delincuentes), sucederán muchas menos cosas malas. Incluso, hasta podemos tener una mejor casta de políticos… bueno, bueno, esa no te la crees mucho, pero te aseguro que vale la pena luchar por ello.