Los documentos publicados recientemente muestran que las afirmaciones del Partido Republicano sobre la utilización bochornosa del FBI para mezquinos fines personales son el colmo de la proyección psicológica del psicópata anaranjado.
Donald Trump y sus aliados en el Congreso insisten en que los demócratas han usado al FBI como arma, citando como evidencia las investigaciones sobre los contactos cuestionables de su campaña de 2016 con Rusia, sobre sus intentos de obtener información comprometedora de la campaña sobre Joe Biden desde Ucrania y sobre el ataque que sus partidarios llevaron a cabo en el Capitolio de los Estados Unidos.
Para Trump, en lugar de investigaciones sobre posibles delitos reales, estas investigaciones del FBI son ataques injustos por motivos políticos.
Sin embargo, durante la presidencia de Trump, se reveló que las fuerzas del orden público federales fueron presionadas para continuar con las investigaciones sobre Hillary Clinton, a pesar de la falta de pruebas, y ahora hay documentación de que los líderes del FBI tenían preocupaciones importantes sobre la continuación de las investigaciones sin fundamento.
Específicamente, el FBI continuó investigando a la Fundación Clinton, basando su búsqueda en gran medida en un libro que alegó un quid pro quo en el que Hillary Clinton, como Secretaria de Estado durante la presidencia de Barack Obama, hizo favores a los donantes.
El caso fue infructuoso, aunque la Clinton voluntariamente ofreció declaraciones y respondió preguntas, algo que no se puede decir de Trump en las investigaciones centradas en él. El New York Times informó:
«Trump, quien hizo campaña con la promesa de “encerrarla”, pasó gran parte de su mandato de cuatro años presionando al FBI y al Departamento de Justicia para que atacaran a sus rivales políticos. Después de ser acusados por los aliados del presidente de servir como parte de una camarilla del estado profundo que trabajaba en su contra, los funcionarios del FBI insistieron en que el departamento reconociera por escrito que no había ningún caso que presentar”.
Por el contrario, la investigación de Mueller sobre los contactos de Trump en Rusia encontró múltiples incidentes de interacciones inapropiadas, y su fiscal general, Bill Barr, simplemente afirmó al público que “no hubo colusión”.
Incluso cuando esto fue desmentido por la publicación del informe, Trump y sus aliados insistieron en que había sido exonerado.
Luego está la investigación de Ucrania, en la que Trump fue acusado y un Senado dominado por los republicanos se negó a condenarlo.
Ahora, sus seguidores, incluidos miembros de los grupos extremistas Proud Boys y Oath Keepers, están siendo responsabilizados por actos criminales en el Capitolio, incluida la conspiración sediciosa.
El propio Trump continúa sin enfrentar consecuencias, pero quiere que el público crea que el FBI ha sido utilizado como arma contra él, cuando en realidad la documentación muestra que fue él quien lo usó contra sus oponentes políticos.