Todo el mundo sabe que Trump es sólo tres años más joven que Joe Biden, y tres años no significan nada en la vida a menos que estemos hablando de tres años al final de la adolescencia.
Escuchamos mucho a los republicanos decir que Biden es el “viejo desconcertado” que todavía luce bien y en mejor forma que muchos estadounidenses, mientras que el tipo –que hace que los sedentarios de mediana edad parezcan atletas olímpicos– parece ser inmune a las preocupaciones por la edad.
Después de todo, Trump nos ha dado muchas razones a lo largo de los años para cuestionar su capacidad cognitiva y su forma física, desde beber un vaso de agua con las dos manos hasta tambalearse por una rampa después de un discurso, y luego nos dio un obsequio recientemente, cuando habló de Joe Biden iniciando la Segunda Guerra Mundial.
Trump nunca logró precisar el año del brote de gripe española de 1918 (siempre dijo 1917). Y luego está la inyección intravenosa. La infusión de lejía para matar el COVID. Sin embargo, lo del cloro podría estar relacionado con tener un coeficiente intelectual a juego con una habitación con demasiado aire acondicionado.
Por supuesto que Joe Biden no es tampoco ni rápido ni ágil, -y es una gran verguenza que el liderazgo demócrata no haya podido postular a alguien más joven y dinámico,- pero no hay dudas de que sea más inteligente que Trump y que es un político experimentado (aún cuando esa experiencia venga con los vicios típicos de Washington).
Lo estamos comparando con alguien que a menudo parece tener suficiente energía como para que sería fantástico tener disponible un análisis de orina.
Trump también adolece de ser tan inteligente como un pez. Trump podría tener 25 años y seguiría siendo terriblemente inepto.
Trump, sin embargo, tiene una explicación de por qué su edad, 77 años, no es un problema en absoluto, mientras que la edad de Biden es terriblemente importante.
Es una explicación que alegraría el corazón de Hitler.
Tiene buenos genes. (Recuerda su descendencia de alemanes).
Axios tiene una exclusiva que obtuvieron del primer episodio de Kristen Welker de Meet the Press de NBC.
Welker le preguntó a Trump si su edad también debería ser una preocupación, y Trump dijo: «No«, al tiempo que demostró un coeficiente intelectual que rivaliza con un sándwich de jamón. Axios informa que Trump respondió:
“No, porque mi padre vivió mucho más tiempo [93 años]. Mi madre vivió mucho más que eso [88 años]. Así que genéticamente, eso es algo bueno”, dijo Trump en una entrevista grabada el jueves en Bedminster, Nueva Jersey, su primera entrevista en una cadena de televisión desde que dejó el cargo.
Espera. ¿De qué estamos hablando cuando Trump dice la palabra “eso” en este contexto? Cuando Biden complete su segundo mandato, tendrá 86 años.
Quizás la incapacidad de captar grandes cifras pueda ser la razón por la que Trump cree que ganó las elecciones.
Entonces, ¿todo se reduce a los genes?
Si alguien, como Trump, tuvo un padre que murió de una grave enfermedad de Alzheimer, una condición debilitante que había padecido durante mucho tiempo, tal vez alardear de tener grandes genes no sea el camino a seguir.
¿Observaste que Trump rápidamente dejó de hablar de alguien que es lento y “confundido” y de cuándo alguien podría morir?
¿Cuenta Trump con que la gente vote en contra de Biden porque temen una presidencia de Kamala Harris?
Realmente creo que Keith Olbermann tiene razón aquí. Quizás Biden debería aceptar el desafío de Trump a una prueba cognitiva.
¡¡Sí!! Espero sinceramente que alguien del equipo de Biden esté leyendo esto (seguro que parecen darse cuenta si alguna vez nos equivocamos en algo).
SÍ, el Presidente debería aceptar. Debería aceptar esa prueba todas las semanas desde ahora hasta noviembre de 2024.
¡Sabes que hay más posibilidades de que un oso hormiguero ordene el próximo alunizaje que Trump de aceptarlo! ¿Y si perdiera? (Y creo que lo haría si se hiciera como la mayoría de las pruebas, de manera justa y en las mismas condiciones).
Entonces, en esas ocasiones en las que Biden se siente más enérgico y luchador (que ya no son muchas, por cierto), ¿Qué tal un “Oye, ¿cuándo es nuestra prueba? Dijiste que nombrarías la hora y el lugar. ¡Nombralo! ¡Estaré allí con una mano atada a la espalda!
Al hacerlo, tal vez esos tres años volverían a ser importantes.