Muchas «Primeras Hijas» han pasado por la Casa Blanca. Muchas, como Ivanka Trump, nos dejaron un amargo sabor de boca. Otras fueron muy bien portadas y hasta activas socialmente apoyando las causas de sus padres. Entre ellas, podemos mencionar a una que incluso cuando ya no radicaba en la Casa Blanca, supo enfrentarse a Trump y a la barbarie que quiso expandir por EEUU. Pero esta noticia se trata de otra cosa, de un recuerdo muy triste de su niñez.
Cuando se trata de la imagen corporal y los medios, muchas celebridades han hablado sobre sus luchas personales y cómo los hicieron sentir los comentarios públicos. Es un tema complicado, y se vuelve aún más difícil cuando eres una adolescente que atraviesa la pubertad a la vista del público. Eso es lo que pasó Chelsea Clinton mientras su padre, Bill Clinton, estaba en la Casa Blanca.
Ella compartió en The View el viernes cómo los comentarios «crueles» la hicieron sentir que su propio cuerpo estaba cambiando y estaba tratando de navegar por la vida en el centro de atención. Hubo un experto republicano en particular que fue especialmente desagradable con ella: Rush Limbaugh, cosa que no es extraña, pues este tenebroso personaje que el Diablo tenga en sus calderas, se burlaba de todo y de todos con una muy peculiar «mala entraña«.
“Era el más infame, pero no el único, y sin embargo, nunca interioricé eso”, explicó. «Fue raro. Yo tenía 12 años, y hay estos hombres mayores pontificando sobre cómo se ve un niño de 12 años, es raro, en el mejor de los casos. Es realmente repugnante y cruel”.
La conversación surge de un segmento de Today Show donde la ex primera hija Jenna Hager Bush habló sobre mantener los comentarios sobre el peso fuera de la mesa con sus propios hijos. Siguió el ejemplo de su madre , la ex primera dama Laura Bush, quien convirtió en una prioridad centrarse en la salud de sus hijas gemelas, no en su peso.
Chelsea dijo que su madre, Hillary Clinton, tenía un estilo de crianza similar al de Laura. “Recuerdo que mi madre tomaba Weight Watchers cuando era niña, y aunque se llamaba Weight Watchers (unas pastillas para el control de peso), siempre decía que era parte de su salud”, comentó en el programa de entrevistas.
Chelsea cree que sus padres hicieron un buen trabajo al protegerla en esos años cruciales de la adolescencia cuando su padre se postulaba para el cargo, pero le pareció extraño que «hubiera todo tipo de hombres blancos en su mayoría mayores, comentando sobre como yo lucía, sobre mi peso, sobre mi apariencia.”
Pero debido a que tenía un fuerte “sentido de sí misma”, Chelsea entendió la mayor lección de todas. “Eso dice más de ellos que de mí. Esto no se trata de mí”, resumió.