Desde hace mucho tiempo, el ser humano ha soñado con la posibilidad de que haya seres vivos, e incluso seres vivos inteligentes, fuera de nuestro planeta. Los relatos de ciencia ficción han poblado durante mucho tiempo la imaginación de los humanos, a la búsqueda de algún extraterrestre (ET).

Lo que en la actualidad parece ser nuevo es que tales expectativas ya no se reducen a la ciencia ficción. En los ambientes científicos no hay ya sonrisas escépticas. La búsqueda de vida extraterrestre es objetivo de investigación de una nueva ciencia, la Astrobiología (o Exobiología), a la que se dedican numerosos científicos y que cuenta con poderosos y sofisticados proyectos de investigación dedicados a encontrar huellas de vida en algún lugar del universo.

Responder la pregunta acerca de si los seres humanos estamos solos en el universo o si hay vida inteligente más allá de nuestro planeta es una interrogante que ha obsesionado a los científicos desde hace décadas.

Ante la posibilidad de que se descubra que existe vida extraterrestre la NASA contrató a un grupo de 24 teólogos para que estudien cuál podría ser la respuesta de la humanidad ante este escenario.

La investigación de los teólogos surge a raíz de un acuerdo entre la Agencia Espacial Estadounidense y el Centro de Investigación Teológica (CTI) de Princeton el cual recibió en el año 2014 una subvención de 1,1 millones de dólares.

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¿Qué ocurrirá si algún día llega la ansiada noticia? ¿La recibirán de igual manera los cristianos, los judíos, los budistas o los musulmanes? ¿Entran los extraterrestress en el plan de salvación eterna de Jesucristo? ¿Tienen alma esos seres? ¿Deberían fletar los testigos de Jehová naves espaciales para llamar a la puerta de los extraterrestres a la hora de la siesta y seguir así con su misión evangélica?

Entre las religiones menos afectadas estarían las asiáticas, pues aceptan la existencia de otros mundos, e incluso, su idea de la reencarnación incluye la transmigración a cualquier parte del Universo. Tampoco tendrían muchos problemas las religiones modernas, como la cienciología o el mormonismo, que contemplan dentro de sus creencias la existencia real de seres extraterrestres.

El descubrimiento sería más conflictivo en el caso de la mayoría de formas del cristianismo, y más concretamente en el catolicismo. La doctrina de la Iglesia señala que Jesucristo descendió a la Tierra para redimirnos del pecado original contraído por Adan y Eva durante su breve estancia en el Paraíso.

¿Qué ocurre con los extraterrestres? ¿Deben ser salvados igualmente? ¿Tienen ese mismo pecado original causado por dos humanos en el inicio de los tiempos?

Y si Jesús llegó a la Tierra hace aproximadamente 2000 años para salvarnos del pecado, ¿qué ocurre con los planetas que se encuentren a miles de años luz de nosotros y por tanto, miles de años antes del descenso del Redentor? ¿Tienen cerrado el paso al cielo eterno simplemente por encontrarse tan lejos o tuvieron su propia versión de Jesucristo en su tiempo y en su planeta?

Los musulmanes podrían enfrentar también algunos problemas, pero menores, dado que en cierto sentido, la tradición islámica especula sobre la posibilidad de vida extraterrestre en ciertos textos sagrados, en lo que se refiere a los «siete cielos y las siete tierras«.

De acuerdo con estudios publicados en el año 2017, un grupo de investigadores encontró que existen vínculos entre la religiosidad y la creencia en vida extraterrestre. Esto permitiría inferir que ante un el supuesto escenario de detectar vida en el espacio la noticia podría ser aceptada con cierta facilidad en grupos religiosos.

“Las personas con un fuerte deseo de encontrar un significado a sus vidas, pero una baja adherencia a una religión en particular, son más propensas a creer que existen los extraterrestres”, fue una de las conclusiones del estudio.

Will Storrar, director del CTI, ha expresado que uno de los objetivos es que en el corto y mediano plazo se publiquen más estudios acerca de las implicaciones que podría tener para las distintas religiones un evento de este tipo.

Por su parte, el sacerdote y doctor en bioquímica, Andrew Davison recuerda que no existe un lapso previsible acerca de cuándo podremos contestar la respuesta de si estamos solos en el universo o no.

Plantea que esto podría conocerse bien sea esta misma década, dentro de unos pocos siglos o tal vez nunca.

“La detección de vida extraterrestre puede ocurrir en una década o solo en los siglos futuros o quizás nunca, pero si lo hace, o donde lo haga, será útil haber pensado en las implicaciones de antemano”, señala Davinson en un artículo publicado en la página de la Universidad de Cambridge.

Un dispositivo que podría resolver esta incógnita es el telescopio James Webb lanzado el pasado 25 de diciembre. Se espera que este aparato permitirá a los científicos estudiar regiones del espacio que hasta el momento no estaban al alcance de los investigadores, lo que podría dar pie a encontrar planetas con vida.

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