Alcanzar la madurez es un proceso difícil, un camino tortuoso con muchas espinas, un empeño que requiere aprendizaje y carácter. Tal parece que algunos cubanos prefieren seguir en el «tíbiri tábara» antes que atreverse a madurar, antes que reconocer que la ingenuidad, en política es un enemigo peligroso, que usualmente baila al son establecido por enemigos aún más peligrosos.
Ese parece ser el caso de los que hoy «ingenuamente» (y de verdad creo que muchos lo hacen motivados por buenos deseos, confundidos por los cantos de sirena de la ultra derecha, inconscientes de formar parte de algo tan siniestro) apoyan la campaña de «SOS Cuba«, o la del «corredor humanitario» que sirve de antesala a la «intervención humanitaria«, que en el mundo de hoy, donde los poderosos sí son TODO menos ingenuos, no es más que un Caballo de Troya destinado a derrocar los gobiernos que no se pliegan a los intereses neoliberales de la ultra derecha pudiente y en muchos lados, gobernante. ¿Se te olvidó EEUU en Panamá 1988, o Yugoslavia 1999, o Irak 2003 o Libya 2011?
Están tratando de provocar un baño de sangre entre los cubanos, incitando al pueblo a lanzarse a las calles en medio de una pandemia con el objetivo de agravar la pandemia, agravar la situación y no les importa cuantas muertes haya. Están tratando de hacer ver que lo que está sucediendo es culpa del Gobierno cubano, cuando fueron ellos los que impidieron que llegara la ayuda china a Cuba, quienes impidieron al Gobierno cubano comprar los ventiladores necesarios para combatir el virus y los componentes activos para los medicamentos. Están promoviendo un CRIMEN DE LESA HUMANIDAD y están tratando de usar a los vendidos de siempre, a los resentidos y a los «ingenuos».
Si bien la pasividad es cómplice, la ingenuidad se hace PARTÍCIPE, aunque no lo sepa, o convenientemente le convenga negarlo. No seamos ingenuos, la situación en Cuba es difícil, es dura, es crítica, pero no es un caos. Si observamos la siguiente imagen, usando un parámetro comparable para países de tamaños diversos, vemos que en Cuba hay 123 muertos pandémicos por cada millón de habitantes, mientras en EEUU hay 1,845, en Italia 2,155 y en España 1,709: 10 o más veces por encima de Cuba. Y eso para no hablar de algunos países de Africa, Asia y América Latina, donde el desastre del Covid se hace imposible de medir, pero todos sabemos que es un total desastre, aunque nadie esté pidiendo un corredor «humanitario» para todos esos, los desarrollados y los subdesarrollados.
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En Florida, el estado donde se originan el 99% de las desgracias y los reclamos hacia Cuba, habían hasta ayer 1,777 muertos por cada millón de habitantes: 14.4 veces MÁS QUE EN CUBA, y hasta donde sabemos, Florida no está vil y cobardemente bloqueada por EEUU. En New York hay 2,780 muertos por millón de habitantes: 22.6 veces MÁS QUE EN CUBA, y cuando el país se movilizó para ayudar a los neoyorquinos, los trumpistas y conservadores de hueso colorado dijeron que el Gobernador demócrata «había perdido el control del estado y exigieron su renuncia«…¿Te suena similar a lo que están tratando de hacer con Cuba?
De una vez hay que ver los mangos como mangos y las guayabas como guayabas: todo, todo, absolutamente TODO es parte de un plan cuidadosamente orquestado para derrocar el Gobierno cubano y recuperar el poder político y económico que la indecencia perdió hace 62 años. Desde esa época ESTAMOS EN GUERRA. Nada es casualidad. Nada es obra y gracia del espíritu santo, sino del espíritu malévolo de los que atacaron Bahía de Cochinos… ¿Para restablecer la «libertad» y la «democracia» en Cuba? ¡No me jorobes! Exclusivamente para recuperar sus privilegios y su libertad de fastidiar a los demás. Si te es difícil verlo, o pretendes pasarte de ingenuo (y nos estás haciendo daño inconscientemente), o simplemente eres del otro bando, del otro ejército, y nos quieres hacer daño MUY CONSCIENTEMENTE.
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«Para muestra un botón«, decían los españoles, y para ejemplo de vileza multiplicada mira el anterior mensaje de Gente de Zona: según estos vendeores de almas propias a cambio de conciertos profanos, «Cuba necesita ayuda, alimentos, medicinas…» con lo cual cualquiera estaría de acuerdo (de hecho, muchos se confunden y levantan sus voces al compás de este canto de sirenas prostituidas y malolientes), excepto que a continuación dicen que Cuba necesita «libertad«, entendiendo por eso el restablecimiento de los privilegios de los que aplaudieron desenfrenados a Posada Carriles, besaron las botas de Trump solicitando invadir a Cuba y ahora claman por una «Intervención Humanitaria» que saben culminaría en un feroz baño de sangre, pero a ellos no les importa, porque tú no les importas, porque nuestras familias no les importan, siempre que ellos puedan continuar la gozadera entreteniendo a los poderosos que pagan sus yates y autos de lujo.
Independientemente a errores cometidos por sus gobernantes -de los cuales no está libre ningún gobierno en el mundo- Cuba está viviendo los efectos de siglos de neocolonialismo (como toda Latinoamérica), de 62 años del más injusto y criminal bloqueo, a lo que se adicionan la epidemia del Covid que contrajo la economía mundial y ha creado enormes problemas en países tan desarrollados como EEUU y muchos de la Europa «clásica«, y las 243 medidas adicionales tomadas por Donald Trump contra Cuba, en las que durante más de un año trabajó un poderoso equipo de expertos que estudió todas las vías y opciones de maniobra del Gobierno cubano para limitarlas o cerrarlas una a una.
Por supuesto que la dirigencia cubana tendrá que seguir buscando soluciones aún más audaces, efectivas, ágiles y eficaces para canalizar la ayuda a Cuba y promover las soluciones internas, pero de una buena vez dejemos la ingenuidad a un lado. No es nada nuevo. Escucha bien, por favor, lo que tengo que decir a esos tipejos y a los maestros titiriteros que mueven sus hilos:
Así que primero «amarras» a tu vecino de pies y manos, lo rodeas con un muro, le impides cualquier posibilidad de movimiento y luego lo acusas ante el mundo por «no alimentar a sus hijos«, lo que te hace ver muy bien ante los ojos de muchos porque tú no pretendes no ser un degenerado de lo peor, sino un buen tipo que te preocupas por los hijos del vecino. No conforme con eso, financias y motivas a tus perros y tus cerdos a que ataquen al vecino amarrado y aislado, y si el pobre cristiano osa lanzar una dentellada (la única arma que dejaste a su disposición), lo acusas ante el mundo por «no jugar limpio» por violar tu sagrada y prostituida «democracia» o lo que tú y tus amos consideran «derechos humanos«… y de nuevo tú eres el «chico bueno«.
Si a eso le adicionas que una feroz pandemia se ensañó con el barrio, y que tu amarrado vecino ya no sólo no puede alimentar bien a sus hijos, sino que se le dificulta mantenerlos saludables, entonces gritas al mundo (ignorando que es el único país pobre -y bloqueado- que ha sido capaz de producir sus propias vacunas y ofrecérlas a su pueblo y a otras naciones a las que por pobres tus manejadores le han negado el derecho a vivir-), que ellos están «viviendo un caos«, que «el gobierno ha perdido el control» y que se necesita un «corredor humanitario«, previo al resto de tus «bondadosas» intenciones.
Pero se te olvidó que los del otro lado también sabemos leer, y sabemos que un «corredor humanitario» es término legal internacional para designar «una zona creada para garantizar la asistencia y la llegada de medios de subsistencia a la población civil afectada por un conflicto bélico«. Claro, que el corredor no es tu objetivo, es sólo la cumbre de tus gritos de «SOS«.
Lo tuyo es la «intervención humanitaria«, otro término jurídico internacional que se define como «la acción coercitiva, incluida la utilización de la fuerza armada, que emprenden determinados Estados en otro Estado sin el consentimiento del gobierno de éste, con o sin la autorización del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, con el fin de prevenir o de poner fin a violaciones graves y masivas de los derechos humanos o del derecho internacional humanitario«… claro, tú supones que tu «SOS» y tu «corredor» ya te allanaron el camino para llegar a tu INTERVENCIÓN.
Maravilloso. Magnífico. Muy bien planeado. Excepto que se te olvidó que hay un pueblo entero, más del 75% de una nación digna, solidaria y valiente, que está dispuesta a TRES cosas:
Primero, a demostrar esa solidaridad casi extrema que alimenta el alma y humedece los ojos: ¿viste cuántos cubanos de la Isla han ofrecido sus autos particulares, pagando ellos el costo de la gasolina, para ayudar a combatir el Covid, en una muestra de verdad HUMANITARIA (no como tu corredor) que se ve en pocas partes del mundo? ¿Viste cuántos médicos, enfermeras, gente común de pueblo ha dicho, sin presión de nadie, de manera voluntaria y exclusivamente humana: «Cuenten Conmigo«? ¿Viste cuántos cubanos de los que no vivimos en la Isla estamos dispuestos a trabajar horas extras para ayudar a nuestros hermanos?
Segundo, a apelar a la solidaridad mundial, a esa que se ofrece sin condicionamientos, sin pretensiones políticas. ¿Viste cuántos comités de solidaridad con Cuba se están sumando a los que ya había? ¿Tienes una idea de cuántos más se nos sumarán en esta lucha?, y
Tercero, en el improbable caso de que ninguna de esas cosas funcionase, ¿tienes idea de cuántos cubanos estamos dispuestos a morir, a hundir la Isla en el mar con nuestros queridos familiares y amigos dentro, antes que entregarla a Marco Rubio y Díaz-Balart, a María Elvira y Carlos Jimenez, a Eliecer Ávila y Rosa María Payá, o al payasito del turbante cuyo nombre no podemos pronunciar para evitar náuseas, y a muchos otros de esa calaña?
Claro, eso tú no lo puedes entender. Ni hoy ni nunca. Ni la razón ni el amor podrán CONVENCERTE. Entonces no nos queda más remedio que usar la ley, la determinación y la fuerza para VENCERTE. ¿Entiendes ahora por qué en medio de penurias incalculables provocadas por la crueldad que tú promueves las dos terceras partes de los cubanos gritan desde el fondo de su alma «PATRIA o MUERTE«? No Patria y Vida, no Plata y Visa, sino PATRIA O MUERTE.
No, no lo entiendes, pero al menos graba en tu mente la segunda parte de eso que no es una consigna, sino un compromiso con la vida. La parte que de verdad cuenta, al menos en esta guerra tuya y nuestra. Esa parte que tanto te duele, y que te hará morder el polvo de la derrota si te atreves a convertir tu «SOS» y tu «corredor» en «intervención» y singular Caballo de Troya… ¿ya sabes de qué hablo? Pues sí, de esa simple y poderosa palabra que afirma poderosa y desafiante al mundo algo de lo que no tenemos duda:
¡VENCEREMOS!