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Ahora puedes agregar otro gran dolor de cabeza y otra bomba legal más a la multitud de demandas que Donald Trump y su grupo de abogados están enfrentando actualmente.
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E. Jean Carroll, la periodista de la revista Elle que ya está demandando a Trump por difamación, acaba de anunciar que presentó una demanda por agresión sexual en virtud de la Ley de Sobrevivientes Adultos recientemente aprobada en el estado de Nueva York, que otorga a los acusadores adultos en el estado un plazo de un año para presentar demandas civiles por supuestas conductas sexuales inapropiadas en el pasado, independientemente de cuánto tiempo haya transcurrido.
Carroll acusó a Trump de agredirla en el vestidor de los grandes almacenes Bergdorf Goodman de la ciudad de Nueva York a mediados de la década de 1990. Ella optó por no denunciar ni enjuiciar el crimen cuando ocurrió, por temor a que no le creyeran o a posibles represalias, pero reveló el incidente en un artículo de una revista de Nueva York de 2019 más de 20 años después, luego de que Trump se infiltrara en la Casa Blanca.
Trump, naturalmente, negó las acusaciones de Carroll, diciendo que ella estaba «totalmente mintiendo» y que él «no sabía nada sobre ella«, mientras comentaba sarcásticamente que Carroll «no era su tipo«.
Si bien ya era demasiado tarde según los estatutos de limitaciones existentes en el estado de Nueva York para presentar cargos por la agresión sexual que Carroll se niega a describir como «violación«, ya que se niega a usar una «palabra de víctima» para una situación en la que se defendió enérgicamente, la periodista agraviada decidió en ese momento presentar una demanda contra Trump por difamación.
Carroll afirmó en la demanda que la caracterización de Trump de ella como una mentirosa “daño su reputación, la perjudicó sustancialmente profesionalmente y le causó dolor emocional”.
Como parte de la demanda, el abogado de Carroll solicitó una muestra de ADN de Trump para compararla con el ADN masculino no identificado en el vestido negro que llevaba puesto cuando alega que él la atacó. Más de dos años después, todavía está esperando ese ADN mientras lidia con las numerosas tácticas dilatorias de Trump.
Esas estrategias de procrastinación incluyeron cambiar la demanda de los tribunales del estado de Nueva York a la jurisdicción federal, ya que Trump afirmó que su respuesta a las acusaciones de Carroll era parte de su capacidad oficial como presidente. Ese reclamo también significaba que el Departamento de Justicia lo defendería en la demanda civil a expensas de los contribuyentes estadounidenses.
Con el caso de difamación ahora estancado en el proceso de apelación, la nueva demanda de Carroll bajo la Ley de Sobrevivientes Adultos, que tiene la intención de presentar en noviembre tan pronto como la nueva ley entre en vigencia, le brinda una nueva oportunidad para responsabilizar a Trump por las acciones en su contra y también proporciona algunas ventajas nuevas sobre su juicio anterior.
Por un lado, debido a que afortunadamente Trump ya no es presidente, ningún portavoz del Departamento de Justicia lo representará sin costo personal. Tendrá que pagar por su propio equipo legal.
Además, la abogada de Carroll, Roberta Kaplan, ahora planea citar a Trump para que dé una declaración en el caso civil, el tipo de procedimiento en el que cualquier invocación de la Quinta Enmienda puede considerarse negativamente en la decisión final del juez. Dado que Trump “no está dispuesto a presentar ningún documento como descubrimiento”, según Kaplan, una declaración forzará a Trump a testificar bajo juramento, algo que no es exactamente lo que a Trump le gusta hacer o en lo que es particularmente bueno.
Carroll y su abogada son inteligentes al presentar su nueva demanda tan pronto como sea legalmente posible. Con Trump enfrentando desafíos legales en múltiples jurisdicciones a la vez, encajar una declaración en su apretada agenda puede ser una tarea monumental.