El día en que se prohíban a nivel mundial las armas de fuego, comenzará una nueva era en la civilización humana. O tal vez sea el inicio de la verdadera civilización humana.
El poderoso lobby de las armas, los mismos que provocaron la guerra entre Ucrania y Rusia para poder vender sus armamentos y lograr las enorme ganancias que han venido acumulando en estos días (mira en la imagen de abajo los picos verdes que señalan la subida de precios de las acciones de General Dynamics, Lockheed Martin, Northrup Grumman y Raytheon -los más grandes fabricantes de armamentos-, varios días después de haber comenzado la guerra), son los mismos con las manos ensangrentadas por la otra guerra: la guerra cotidiana que se vive en el propio Estados Unidos.
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Anoche hubo un tiroteo en Dumas, unas 90 millas al sudeste de Little Rock, en la zona rural de Arkansas, cerca de las 7.30 pm hora local.
Al menos 20 personas resultaron baleadas, incluyendo niños, según informó la policía. Keith Finch, el jefe de la policía, dijo a ABC News que había niños entre las víctimas, pero no precisó un número específico.
Por lo reciente de los sucesos, todavía no se cuenta con todos los datos acerca de cuántos muertos y cuántos heridos, aunque se sabe que al menos una persona ya fue declarada fallecida. Tampoco se sabe cuál fue la causa del tiroteo y sólo está claro que la policía tenía anoche una persona de interés en custodia.
Lo que sí está claro es que por cienmilésima vez volvió a suceder algo que pudo haberse evitado, algo que la mayoría de los países desarrollados logran evitar con leyes y regulaciones que controlan la venta y el uso de las armas de fuego.
Algo que no puede controlarse en los Estados Unidos debido a la insaciable avaricia de los fabricantes de armas, quienes con su poderoso lobby lleno de influencias y dinero compran a senadores, congresistas, jueces y leyes.
Ya la pregunta no es siquiera hasta cuándo van ellos a seguir así, pues la respuesta es «hasta siempre«. La gran pregunta aquí es hasta cuándo vamos a resistir nosotros, hasta cuando vamos a soportar que jueguen con nuestra vida y la de nuestros hijos. Anoche fueron los hijos de otros. Mañana pueden ser los nuestros.
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