Hoy es 11 de Julio de 2022. Hace un año, una ola de descontento promovida fundamentalmente desde Miami y motivada, también fundamentalmente, por las carencias materiales que enfrentaban y enfrentan los cubanos, se expandió a lo largo y ancho de buena parte de la Isla. La masa no era homogénea. Había de todo: hombres y mujeres, jóvenes y viejos, blancos y negros…, pero la heterogeneidad no radicaba sólo en eso, sino más bien en los diferentes grupos que conformaban las llamadas protestas «populares«.
Unos cuantos de ellos, principalmente los cabecillas, los que seguían un guion muy bien trazado para tratar de arrastrar a otros tras de sí estaban evidentemente pagados y entrenados -como se demostró ampliamente después con evidencias irrefutables- por la ultraderecha anti-cubana (iba a decir «gusanera«, pero a veces hasta lástima siento de esos humildes animalitos, que a diferencia de estos otros, también son hijos de Dios). Otros, delincuentes comunes de esos que mal habitan en todas partes, aprovecharon el ambiente para alborotar y saquear (ya sabes, «a río revuelto…«). Y algunos, salieron a la calle quizás confundidos, pero extraordinariamente agobiados y creyendo honestamente que de esa manera podían lograr algún cambio.
Una sola cosa los unía a todos: estaban ladrando al árbol equivocado. No mencionaban el cruel, ilegal y criminal bloqueo de EEUU a Cuba como la principal causa (aunque no la única) de sus carencias y necesidades no resueltas. Muy conveniente la «amnesia selectiva«, un asqueroso virus que en la actualidad parece transmitirse a través de «recargas telefónicas«, «promesas de visas» y algún que otro «regalito«. No digo que fueran todos. Absolutizar es pecar de ignorante o ingenuo… pero al que le sirva el sayo que se lo ponga.
Esa parte del mundo que vive de lamer los pies a los poderosos, y los medios que se encargan de perpetuar el poder de las cada vez más extremistas y macabras élites, se hicieron la boca agua: «¡Ahora sí se cae la Revolución Cubana!» Tergiversaron los hechos, difundieron viles mentiras, amplificaron las voces de unos cuantos bufones del maloliente reino de la servidumbre y quisieron presentar al mundo la imagen más alejada de la realidad que puedas quizás encontrar en la historia: que el pueblo cubano renegaba de su proyecto social y de sus conquistas revolucionarias.
Fallaron. Miserablemente fallaron. Los que se manifestaron. Los que los motivaron y los que les dieron cobertura. Todos fallaron. Pero no cansados de cogerse con la puerta las protuberancias que crecen al sur de la espalda, hoy han vuelto a fallar. Hicieron hasta lo imposible por tratar de repetir los infames hechos de un año atrás, gritaron mucho, gastaron mucho dinero y no pusieron más fuerza y valor en la ecuación porque de eso carecen en exceso. Explicaciones para el tema se han dado muchas y muy buenas, desde la del canciller Bruno Rodríguez hasta las más humildes personas de pueblo, pasando por el brillante artículo de Randy Alonso, pero yo quiero aportar la mía, menos profunda que las demás, pero igual de válida.
El problema, más bien el segundo problema (o quizás sea el tercero o el noveno, ¡quién sabe!) de los mercaderes de la desesperanza es que no tienen el más elemental conocimiento de Matemática o Aritmética básica. Sí hubo personas descontentas ese día, como las hubo antes y las hay ahora. Sí hubo protestas en Cuba el pasado 11J. Y habrá quizás otras en algún momento. Lo que pasa es que matemática o aritméticamente 10 MILLONES son más que 10,000, más que 100,000 e incluso más que 1 millón, si algún día (aunque lo dudo), la cifra de cubanos dispuestos a renegar del Socialismo y la Revolución llegase a alcanzar esa cifra.
Eso es lo que no pueden y no quieren reconocer las arpías de la ignominia. La democracia (excepto quizás en EEUU donde con frecuencia elegimos presidentes que han perdido claramente y con mucho el voto popular) se trata de respetar los derechos de las minorías, pero hacer cumplir y desarrollar la voluntad de la mayoría. Por cada persona que en Cuba reniega de su herencia mambisa de 200 años y de su herencia socialista de 60 años, hay al menos 10 aguerridos y aguerridas compatriotas dispuestos a defender lo que con tanta sangre y sudor se ha logrado. No puedo presumir de haber sido un buen alumno en la escuela, pero hasta yo puedo identificar que 10 es mayor que 1.
¿Por qué no hablaron ni escribieron nada, cuando el 1ro de Mayo pasado casi 5 millones de cubanos dieron su apoyo a su Gobierno y su Revolución en desfiles, marchas y pronunciamientos en toda la Isla, e incluso fuera de ella? ¿Por qué no acaban de entender que 10,000; 100,000; o incluso un millón de cubanos descontentos no pueden revertir la voluntad soberana y la augusta decisión de 10 millones dispuestos a vivir para seguir construyendo, pero también a «hundirnos en el mar antes que traicionar la gloria que se ha vivido» aunque unos pocos se pasen al otro bando. La explicación es sencilla: porque su segundo problema es la total ignorancia de la aritmética elemental.
¿Y que cuál es el PRIMER PROBLEMA? Ah bueno, ese sí está más claro que el agua. El problema fundamental de estos tipejos lacayos del imperio y de sus patrocinadores, es la INDIGNIDAD y la INFAMIA, que se traduce en la carencia de valores, de visión política y de patriotismo. Pero eso ya lo sabías y no es el tema de esta breve reflexión.