Estamos viviendo en una burbuja, frecuentemente matizada con mentiras y fantasías que de tanto repetirse nos llegamos a creer que son ciertas, hasta el día en que despertamos a la dura realidad.
Estos influencers de las redes han decidido mostrarnos cómo lucen en realidad y cómo con «filtros» y Photoshop.
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Lo peor de todo es que mientras por un lado nos dicen que debemos aceptarnos como realmente somos, por otro lado nos crean (o nos creamos bajo el auspicio de los traficantes de fantasías y elixires de la juventud) una imagen de un mundo que no existe, que no es cierto, que nos frustra, porque no podemos alcanzar esos parámetros.
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Lo peor de esto es que antes nos sumergían en el mundo de los actores y actrices de Hollywood, personas cuya genética, dinero, dietas y quizás perseverancia les hacen mostrar figuras envidiables que no están al alcance de todos, pero de alguna manera nos conformábamos diciendo que, «bueno, son celebridades«…, pero ahora se trata de personas comunes, como tú y como yo, a las que tratamos de igualarnos, de imitar, pero no podemos… Y NO SON REALES, sino el producto de saber elegir el ángulo o el filtro adecuado.
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Quienes más sufren son los niños y adolescentes, que llegan a sentirse inferiores o minimizados, incapaces de lograr lo que otros «han logrado» y eso les frustra desde edad temprana.
No sabemos cuál será la solución. Que hablen los psicólogos, los sociólogos y la gente con sentido común, pero algo hay que hacer, y no se trata de PROHIBICIONES. Por el momento, lo estamos denunciando y mostrando la verdad tras bambalinas. Y eso es un pequeño paso en el largo camino a recorrer.
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