¿Y cuándo volverán a los estantes de las tiendas los productos agotados? – esa era la pregunta que nos hacíamos en medio de la pandemia. Ahora nos hacemos otra: ¿Volverán algún día los precios a ser los de antes? Las respuestas no son tan sencillas. Investigaciones llevada a cabo por la Universidad de Harvard intentan explicar la compleja interacción de la escasez de productos, los precios y la inflación.
Ha sido un doble golpe para los consumidores: durante la pandemia no solo sufrimos escasez de todo, desde papel higiénico hasta muebles y alimentos, sino que hemos estado pagando precios más altos por la cantidad cada vez menor de productos que quedaban en ciertos sectores. Pero ahora que todo ha regresado casi a la normalidad, seguimos pagando precios altísimos. En los productos, los servicios y la renta, que está por los cielos.
Esa escasez que hubo, traducida en falta de existencias, conllevó a hacer subir los precios, lo cual hubiera sido «normal» si se hubiese extendido unos pocos meses. Pero aún hoy, algunas escaseces, especialmente alimentos y productos electrónicos, se siguen manifestando, aunque en menor medida.
Eso significa que los precios más altos probablemente también llegaron para quedarse por un tiempo. Los precios en Estados Unidos aumentaron al ritmo más rápido en cuatro décadas el año pasado, lo que agregó presión a la Reserva Federal para que «refrescase» la economía antes de que la inflación afectase más a los más ricos, sin importar si el Diablo se lleva en sus estacas a los más pobres. .
Ahora bien, respecto a la gran pregunta de ¿Cuándo volverán los precios a la normalidad?, la respuesta que encontraron los investigadores estaba en dependencia del tipo de producto y qué tan rápido se recuperase cada industria individual.
Cuando un producto no está disponible durante mucho tiempo, los minoristas a menudo dejan de venderlo, un fenómeno que los investigadores llaman «agotamiento permanente«. Estos persisten en algunos sectores y están contribuyendo a mantener los precios obstinadamente altos.
A medida que los investigadores observaron de cerca lo que ofrecían las tiendas, quedó claro que surgieron tres fases distintas para los problemas de abastecimiento:
- Al inicio de la pandemia, un gran aumento de los desabastecimientos temporales y permanentes afectó a la mayoría de los países y sectores . En EE. UU., los desabastecimientos aumentaron desde un nivel previo a la pandemia del 19 % a más del 35 % a principios de mayo de 2020. Los desabastecimientos comenzaron en salud y bienes personales, pero se extendieron rápidamente a otras categorías.
- La composición de la escasez cambió con el tiempo. Después de un año y medio, la mayor parte del inventario afectado por desabastecimientos temporales volvió a los niveles previos a la pandemia y la inflación comenzó a disminuir, «lo que pudo sugerir un regreso gradual a la normalidad», escriben los investigadores. Sin embargo, en algunas áreas, la escasez se convirtió en desabastecimiento permanente. En abril de 2020, aproximadamente el 20 por ciento de los productos rastreados por los investigadores habían sido descontinuados. Ese número no ha disminuido mucho desde entonces.
- Los desabastecimientos siguen siendo altos en menos sectores. La escasez sigue siendo significativa en algunos sectores, como alimentos y bebidas y productos electrónicos, pero ha vuelto a la normalidad en otros. El papel higiénico, por ejemplo, escaseó durante muchos meses, pero ahora está más disponible.
La mercadería faltante (que ya se va completando, pero aún se nota) es una señal de que los minoristas enfrentan costos más altos para reponer los inventarios, lo que conduce a una mayor inflación. En los EE. UU., una tasa de desabastecimiento que sube del 10 al 20 por ciento se traduce en un aumento de 0,1 puntos porcentuales en la inflación mensual, dicen los investigadores. En marzo y abril de 2021, los precios estaban en los niveles más altos en una década.
Una vez que sube un desabastecimiento, la inflación sigue aproximadamente un mes después. Ese aumento generalmente alcanza su punto máximo unas siete semanas después, lo que afecta los precios durante unos tres meses antes de que comiencen a disminuir, señalan los investigadores.
Para mayo de 2021, los desabastecimientos permanentes alcanzaron nuevamente el 20 por ciento en algunos sectores, persistiendo principalmente en alimentos, bebidas y electrónica. Eso hizo que los productos restantes fueran más caros y la inflación se estabilizó por más tiempo de lo esperado, escriben los investigadores.
En resumen, durante un evento disruptivo prolongado como una pandemia, algunos productos ya no están disponibles para los consumidores. Los que queden costarán más, lo que se ve agravado por los costos de la cadena de suministro. Ahí es donde la inflación continúa persistiendo.
Y algo que los investigadores no estudiaron y ni se molestaron en mencionar es, a nuestro juicio y el de muchos economistas, la razón principal de que terminado el 2022 sigamos pagando precios tan altos por tantas cosas:
LA INSACIABLE AVARICIA DE LOS QUE MÁS TIENEN, que se quejan de los precios de las materias primas y lo usan como justificación, pero están reportando ganancias más altas que en ninguna otra época, con lo cual se descubre muy fácil su Gran Mentira (término que parece no ser exclusivo de Donald Trump).
Aunque la pandemia ha obligado a los minoristas a reducir la variedad de productos que venden, la mayoría de los sectores eventualmente se recuperarán, pero establecerán una nueva «normalidad«. “El problema en este momento es que la demanda está aumentando en un contexto de oferta limitada”, dijo Cavallo, uno de los investigadores hace alrededor de un año. «Entonces, si no hay más interrupciones en el suministro, no veo por qué no volveremos a ver el mismo nivel de variedad de productos que teníamos antes«. Y entonces,
¿Cuándo regresamos a los precios de antes?
Y de nuevo el enfoque de los investigadores se ve truncado por la ausencia de análisis multilateral: a la variedad de productos que teníamos antes regresaremos. A los precios no. Los ricos productores e intermediarios probaron el sabor de esquilmarnos a un nivel nunca antes visto. Y, por supuesto, les gustó.
Con una Cámara de Representantes controlada a partir de Enero 2023 por los republicanos lame traseros de Wall Street y las grandes corporaciones, y un gobierno demócrata «moderado» que trata de actuar a favor de «los de abajo«, pero sin molestar mucho a «los de arriba«, pues no veremos una reducción significativa de los precios. Al menos no una que se traduzca en más dinero en nuestros bolsillos y menos desesperación a finales del mes.
A menos que en 2024 decidamos nosotros, la mayoría, elegir a políticos, representantes y gobernantes verdaderamente pro-pueblo y no pro-corporaciones. Tú decides.