Esta efeméride no está marcada en muchos calendarios nacionales, pero se trata de algo que con el paso de los años va tomando más y más relevancia: el Día Internacional del Beso Robado, una celebración que no debe confundirse con el Día Internacional del Beso, que se festeja cada 13 de Abril.
La Historia Detrás del Festejo
No existe una historia específica comúnmente aceptada para haber iniciado esta festividad, aunque muchos aseguran que se remonta a costumbres de la Gran Bretaña del siglo XIX. Sin embargo, la mayoría coincide en que tiene que ver con el «beso robado» más famoso de todos los tiempos.
Sus protagonistas no se conocían y el hecho tuvo lugar el 14 de agosto de 1945, cuando el marinero George Mendosa se enteró del fin de la guerra y decidió celebrar con alcohol. Por azar del destino coincidió en el mismo momento y lugar el paso de Greta Zimmer, la asistente dental a la que robaron el beso y que luego declararía: «Él era solo alguien que estaba de celebración. No fue algo romántico, sino una forma de decir ‘Gracias a Dios, la guerra ha terminado«.
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El momento tan icónico quedó registrado para la historia por la lente del fotógrafo Alfred Eisenstaedt. Para los estadounidenses ese beso simbolizó el fin de la Segunda Guerra Mundial, pues exactamente ese día Japón se rindió incondicionalmente luego de que el 9 de agosto de 1945 Estados Unidos lanzara su bomba atómica en Nagasaki. El 9 de mayo de ese año había terminado la parte más cruenta de esa guerra, con la capitulación de Alemania, pero los enfrentamientos bélicos entre Japón y Estados Unidos continuaron hasta Septiembre.
George murió a los 95 años de apoplejía y Greta vivió hasta los 92 años de edad, lo cual simboliza también una ligera referencia a los beneficios del beso.
¿Es Correcto Robar un Beso?
Pues la palabra adecuada quizás no sea «correcto«, ya que depende de muchas circunstancias. Por supuesto, vendrán los puritanos que quieren ser «más papistas que el Papa» a decirte que es algo desagradable, abominable y que se traduce como una falta de respeto. Y seguramente tienen razón, pero no de forma absoluta.
Hay momentos en que el «beso robado» es parte de un consenso que no se ha expresado verbalmente, pero está implícito en la relación entre dos personas que aún no se atreven a demostrarse del todo sus sentimientos, pero que «están ya a punto de caramelo«, como decían nuestras abuelitas en la España del siglo pasado.
Indudablemente nada tiene que ver con «agarrar a las mujeres por la vagina«, ni con que «cuando eres una estrella te lo permiten todo«, como un turbio y anaranjado expresidente de Estados Unidos dejó grabado en una bochornosa cinta conocida como «Access Hollywood«.
No se trata con robar el «ósculo» (otra forma de llamar al beso) a alguien porque nos dio la real gana y sin que haya habido la menor aceptación implícita en la conducta y acciones de la persona receptora, sea mujer u hombre, pues aunque no lo creas, los caballeros no son los únicos listos a usurpar la labial caricia, aunque sí son los que más cachetadas han llevado (no obstante que en muchas ocasiones, luego hayan sido resarcidos con muchos y copiosos besos de vuelta).
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Se trata más bien de «sellar algo que ya venía en proceso«, de demostrar a alguien que te ha dado señales de que le importas más allá de las fronteras de la amistad, que tú también estás en el mismo canal. Y por cierto, no siempre es en la boca. A veces es algo mucho más inocente, en la mejilla o en la frente, como muestra de agradecimiento o de alegría desbordada.
Digan lo que digan, con tacto, inteligencia y respeto, el «beso bien robado» es un gesto tan bonito que hasta su Día Internacional tiene.