Por lo general (exceptuando algunas excepciones no muy agradables) a todas las personas nos gusta lucir bien, generar una buena impresión. Esto no sólo ayuda a sentirnos bien con nosotros mismos y con los demás, sino que es fundamental a la hora de conseguir ciertos objetivos en la vida, como un nuevo trabajo o una promoción.
Un estudio reciente acaba de revelar los SIETE principales MALOS HÁBITOS que pueden hacerte menos atractivo para los demás. Aquí te los enumeramos de manera muy rápida:
Mala higiene: descuidar la higiene personal, como no ducharse con regularidad o cepillarse los dientes, puede ser un gran desánimo para los demás. Y si ese hábito persiste, puede traerte también algunos problemas de salud, sobre todo en la piel, que con frecuencia son irreversibles. Una cosa es que pueda parecer sexy ser un poco «desaliñado» o quizás «demasiado casual» y otra es ser sucio, oler mal y transmitir la sensación de estar más cerca de los cerdos que de los humanos.
Quejarse constantemente: quejarse todo el tiempo puede resultar agotador y poco atractivo para los demás. Es importante centrarse en lo positivo y mantener una actitud positiva. Cada vez se valora más a las personas que buscan soluciones y no problemas, a los que encuentran caminos en vez de obstáculos y los que se saben sobreponer a las dificultades incluso en las peores circunstancias. Las excusas y las quejas no son más que el pretexto perfecto de la inacción. ¡No te quejes, ACTÚA!
Ser grosero o irrespetuoso: ser grosero o irrespetuoso con los demás puede hacerte parecer inaccesible y poco atractivo. Cuántas veces has visto que alguien con muy «buena pinta» termina luciendo muy mal debido a sus modales y su forma de relacionarse con quienes le rodean. Ser amable no cuesta. Lo contrario sí. Y mucho.
Interrumpir a los demás: Interrumpir a los demás mientras hablan puede hacerte parecer desconsiderado e irrespetuoso. Por tanto, no te verás nada bien. Recuerda siempre que Dios nos dio una boca y dos orejas. O sea, hay que escuchar el doble de lo que hablamos. Y hay que prestar atención a lo que dicen los otros, dejar que termine y haga valer su mensaje.
Ser egocéntrico: Hablar constantemente de uno mismo y no mostrar interés en los demás puede ser un gran desvío. Por mucho que te valores y sobrevalores, el mundo no gira alrededor de ti. No se trata de falsa modestia, ni de evitar destacar aquello en lo que somos realmente bueno. Simplemente recuerda que cada cosa tiene su momento y lugar. Y que nunca serás el único o la única buena en algo.
Ser negativo: Dicen que el pesimista es el único que se alegra cuando sus expectativas no se ven cumplidas, pero ser constantemente negativo o pesimista puede resultar agotador y poco atractivo para los demás. La negatividad, ver todo malo y buscar siempre el lado oscuro de las cosas nos rodea de un «halo» invisible al espejo, pero que jamás pasa inadvertido al ojo humano. La persona optimista, positiva y enérgica tiende a generar una mejor impresión, incluso acerca de sus rasgos físicos.
Falta de confianza: la confianza es atractiva y la falta de confianza puede hacer que parezcas repelente, desagradable y feo a la vista de los otros. Los extremos siempre son malos, y si bien ele exceso de confianza puede hacerte caer en la arrogancia, el irrespeto y la grosería; la carencia de ella te hace ver débil, incompetente y, en concordancia con ello, carente de talentos y atracción.
Es importante ser consciente de estos malos hábitos y trabajar para abordarlos a fin de mejorar tu atractivo para los demás. Eres como eres y tu objetivo en la vida no es «caer bien» o «ser bonito», pero como te ven te tratan, dice una vieja máxima. No la olvides.
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NOTA: Cualquier parecido que encuentres entre el personaje de la foto y los hábitos que aquí se resumen es pura coincidencia… o puramente intencional. ¡Quién sabe! Lo dejamos a tu imaginación. Y, por supuesto, también aplica a muchos que conocemos, incluso a algunos de nosotros mismos.